La pandemia del coronavirus ha asestado un «golpe mortal» al transporte turístico y de congresos y eventos, que está completamente parado y con la incertidumbre sobre la recuperación del turismo a medio plazo.
En una entrevista con Efe, el presidente de la empresa sevillana de autocares Rosabus, Anselmo Rosa, ha expuesto la preocupación por el negativo impacto de la crisis sanitaria en el sector del transporte especializado en circuitos turísticos y en turismo de congresos y eventos, justo cuando comenzaba su temporada alta.
A la empresa Rosabus, que concentra entre el 70 y el 80 % de su actividad en el sector turístico, le empezó la «catarata de cancelaciones» el pasado 23 de febrero derivada de la anulación o el aplazamiento de eventos y congresos programados en Sevilla y que se iban a celebrar en el Palacio de Congresos Fibes.
Una situación similar -ha dicho- a la que se dio en Barcelona con el Mobile World Congress con el goteo de empresas que se empezaron a descolgar de este evento hasta que fue anulado y, aunque en Sevilla no eran de esa envergadura, había programados congresos y reuniones de laboratorios y de aseguradoras, entre otras, en la que se preveía la asistencia de miles de personas.
La crisis del coronavirus en Italia, donde se propagó antes que en España, agravó la situación para las empresas de transporte turístico andaluzas con más cancelaciones no sólo en el segmento de eventos y congresos sino en los circuitos turísticos, que Rosabus y muchas empresas del sector cubren con turistas internacionales que visitan España y Andalucía.
La «caída libre» de este sector llegó el 13 de marzo cuando el Gobierno español decretó las medidas de aislamiento para contener la expansión del virus en España, ha indicado el directivo de Rosabus.
Esta situación es extensible a todo este sector, según Anselmo Rosa, quien ha señalado que, a diferencia de la crisis económica de 2008, en esta ocasión la caída ha sido de golpe y no paulatina o progresiva, aunque ha confiado en que la recuperación sea más rápida.
En esta travesía del desierto, Rosabus se ha aplicado el lema de «cero ingresos, cero gastos» y ha recurrido a dar algunos días de vacaciones a sus trabajadores y después pasarán a un expediente de regulación temporal de empleo ERTE.
De los cincuenta trabajadores de esta empresa, algunos son fijos discontinuos, otros temporales y quince son fijos, que son los que se incluirán en el ERTE, y a los restantes no se les renueve el contrato mientras dure la pandemia.
Con estas medidas la empresa entra en un estado de «hibernación» hasta que pase la crisis, ha explicado el directivo de Rosabus, quien ha añadido que se trata de «aguantar con los menores gastos posibles», aunque las cuotas de autónomos y la financiación a través de «leasing» tienen que afrontarlo.
Lo más importante, en su opinión, es que la tramitación de los ERTE sea exprés para que los trabajadores puedan cobrar pronto sus prestaciones, y también ha pedido que las financieras se sumen a las moratorias de las cuotas de leasing (financiación para alquilar vehículos, en el caso de Rosabus, con opción de compra).
Ha confiado en que esta situación pase pronto, si bien ha indicado que se tardará en recuperar el turismo, ya que, aunque se supere o controle la pandemia en pocos meses, los turistas «se replegarán» este año y se quedarán en sus países.
Por ello, ha abogado por incentivar el turismo con campañas de solidaridad como las que circulan ya por las redes sociales animando a que no se cancelen viajes sino que se pospongan para evitar cierre de empresas y despidos de trabajadores.
El único ‘salvavidas’ serán los congresos y eventos, pues, en principio, la mayoría se han pospuesto para el último trimestre de este año. EFE